En un mundo digital plagado de hackers, fraudes y filtraciones masivas, una niña de apenas 11 años está desatando una revolución desde su casa en Nueva York. Su nombre es Mira Modi, y aunque apenas cursa el sexto grado, ya está haciendo historia con su ingenioso emprendimiento: vende contraseñas ultra seguras por solo dos dólares cada una. Sí, leíste bien. Por menos de lo que cuesta un café, esta niña promete proteger tus datos mejor que cualquier antivirus.
Una niña inspirada por la investigación periodística
Mira no necesita software sofisticado, algoritmos encriptados ni inteligencia artificial. Ella utiliza Diceware, un método de generación de contraseñas que consiste en tirar un dado cinco veces y usar la combinación para elegir palabras al azar de una lista específica. El resultado es una contraseña compuesta por entre cinco y ocho palabras sin relación aparente, pero con una seguridad tan robusta que, según expertos, podrían resistir hasta el año 2050. Lo mejor: cada contraseña es generada completamente a mano por la propia niña.

Lo que comenzó como un simple favor para su mamá, la reconocida periodista Julia Angwin, terminó convirtiéndose en una auténtica mina de oro. La madre, ocupada con sus investigaciones para su libro Dragnet Nation, delegó en su hija la tarea de generar contraseñas… y Mira no solo aceptó el trabajo, sino que lo convirtió en un microemprendimiento. Con una página web clara, un método transparente y una sonrisa encantadora, la pequeña se está ganando la confianza (y los dos dólares) de decenas de internautas.
“Estoy muy entusiasmada y prometo ser muy responsable”, escribe Mira en su sitio, donde explica que ya antes había probado suerte vendiendo limonada. Sin embargo, este nuevo negocio parece tener mucho más futuro que cualquier bebida refrescante. En plena era digital, ella entendió que la seguridad es oro puro, y está dispuesta a lanzarse con todo al mundo del ciberemprendimiento.
Su historia no tardó en viralizarse. Usuarios de redes sociales la llaman “la Steve Jobs de la Gen Alpha” y ya hay quienes aseguran que Silicon Valley debería empezar a temblar. Aunque muchos consideran que su servicio es más simbólico que práctico, expertos en seguridad afirman que el sistema Diceware es realmente confiable. Y lo más importante: cada contraseña es única, personalizada y libre de rastros digitales. ¿Qué más se puede pedir?
En una era donde hasta los adultos tienen problemas para crear contraseñas seguras, una niña de 11 años vino a darnos una lección de creatividad, ética digital y espíritu emprendedor. Y si todo sigue como va, es muy probable que estemos viendo apenas el inicio de una prometedora carrera en tecnología. Cuidado, Zuckerberg… la competencia viene con moño y mochila escolar.