Se dice que esta tradición llegó a América Latina desde España, para tener 12 meses de buena suerte y prosperidad, por ello es necesario comer una uva acompañando cada campanada a medianoche.
La primera teoría surge en 1880, de acuerdo con diarios de esa época, la burguesía española imitó a los franceses, así que comenzaron a comer uvas y vino para celebrar la Nochevieja.
La segunda teoría surge en 1909, en ese año los productores de Alicante, en el sureste de España, tuvieron una cosecha excedente de uvas blancas de la variedad típica del lugar, llamadas Aledo.
Las cuales hasta el día de hoy, las uvas son conocidas como de la buena suerte, aunque en América Latina no es temporada de uva y la costumbre se derivó a comer pasas.
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