Entre las instalaciones del campus de la Universidad de Radboud, en la ciudad holandesa de Nijmegen, los estudiantes pueden disfrutar de una tumba cavada en los jardines, donde tienen la posibilidad de echarse y reflexionar sobre la vida y la muerte, alejados del estrés universitario durante unas horas. En esta “tumba de relajación” se podrá meditar, entre otras cosas, sobre la fugacidad de la vida. Los alumnos no pueden acceder a su interior ni con libros, dispositivos móviles, ni cualquier otro elemento que les distraiga de su cometido. La iniciativa, propuesta por el capellán universitario, John Hacking, lleva el nombre en latín de “Memento mori” (Recuerda la muerte) y causó furor entre los estudiantes. “El final de la vida, la muerte, es un tabú, difícil de explicar a los estudiantes … es muy difícil hablar de la muerte, especialmente cuando tienes 18, 19, 20 años”, recalcó el religioso.

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