En un mundo donde la indiferencia parece ganar terreno, surge una luz de esperanza en forma de una niña de corazón gigante. Hailey Ford, con tan solo unos pocos años, ha decidido tomar las riendas y construir un futuro mejor para los desamparados de su comunidad.
Una niña con visión y determinación
Mientras otros niños juegan con videojuegos y muñecas, Hailey se dedica a construir pequeños refugios de madera, equipados con paneles solares y aislamiento, para aquellos que no tienen un techo bajo el cual dormir. «No está bien que haya gente sin casa. Pienso que todos deberían tener un lugar donde vivir», declaró la niña con una sabiduría que asombra a propios y extraños.

Su espíritu filantrópico nació hace cuatro años, cuando junto a su madre, Miranda, le compró un sándwich a un hombre sin hogar. Desde entonces, Hailey no ha parado de buscar formas de ayudar a los demás. Comenzó con un huerto, donde cultivaba verduras para los necesitados, y ahora se ha aventurado en la construcción de viviendas.
«Pensé que sería una moda pasajera, pero han pasado cuatro años y ella sigue repartiendo verduras todas las semanas», confesó Miranda, visiblemente orgullosa de su hija. Pero Hailey quería hacer más, mucho más.
Con la ayuda de una subvención de 3.000 dólares de la organización Together Rising y el apoyo de proveedores locales, Hailey está construyendo su primer refugio para Edward, el hombre que inspiró su proyecto. La niña hace todo el trabajo pesado, con la guía de su madre y su abuelo.
Pero eso no es todo. Hailey tiene planes aún más ambiciosos: construir más refugios y repartir miles de artículos de aseo, higiene femenina y abrigos. ¡Una verdadera heroína en miniatura!