La música de narcocorridos, popular entre los fans del regional mexicano, está en el ojo del huracán. La administración del presidente Donald Trump ha intensificado su política migratoria enfocándose ahora en los exponentes de este polémico género. De acuerdo con fuentes oficiales, cualquier artista que difunda, respalde o glorifique las actividades de grupos criminales o terroristas será candidato a la revocación inmediata de su visa para ingresar a Estados Unidos. Esto incluye a varios artistas populares que, mediante sus canciones, hacen referencia directa a cárteles del narcotráfico y sus líderes.

La administración Trump lanza ofensiva contra los narcocorridos y amenaza con retirar visas a artistas como Peso Pluma, Natanael Cano y Grupo Firme

El caso más reciente que encendió las alarmas fue el de la banda Los Alegres del Barranco, quienes durante un concierto en Jalisco proyectaron imágenes de El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. La respuesta fue fulminante: el gobierno estadounidense les retiró sus visas, señalando que no se permitirán más expresiones que glorifiquen a figuras del crimen organizado. “No vamos a extender la alfombra roja a quienes enaltecen a criminales y terroristas”, advirtió el subsecretario Cristopher Landau.

¡Narcocorridos en la mira! Cantantes mexicanos podrían quedar vetados de EEUU

El impacto de esta medida podría ser devastador para una buena parte de la industria musical. Entre los nombres que ya están bajo la lupa de las autoridades migratorias figuran Peso Pluma, Grupo Arriesgado, Natanael Cano, Grupo Firme, Edgardo Núñez, Jr. Salazar y La Barranqueña de Mazatlán. Todos ellos han interpretado narcocorridos que, según analistas, podrían ser utilizados como evidencia para retirarles el privilegio de trabajar o presentarse en territorio estadounidense.

El creciente impacto de los narcocorridos en las relaciones EEUU – México

Lo más grave del caso es que no se trata solo de música: en varias ocasiones, las letras de estos corridos han sido tan detalladas que han servido a las autoridades mexicanas como pistas para capturar a criminales reales. Así sucedió con la detención de El Piyi, exjefe de sicarios del Cártel de Sinaloa, quien fue delatado indirectamente por un corrido interpretado por Luis R. Conríquez y Tito Doble P. Lo que para muchos es entretenimiento, para otros representa apología del delito.

La política de Trump, aunque polémica, se sustenta en la premisa de que las visas son un privilegio, no un derecho. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha reiterado que Estados Unidos se reserva el derecho de negar o cancelar el ingreso a cualquier persona que represente una amenaza, directa o simbólica, a su seguridad nacional. Y en esta lógica, cantar sobre capos, fusiles, sicarios y «trabajo en la sierra» podría ser suficiente para perder el pasaporte al sueño americano.

Para los fans del regional mexicano en EE.UU., este movimiento podría traducirse en la cancelación de giras, eventos y conciertos. Y para los artistas, representa un golpe letal a sus finanzas y proyección internacional. Aunque muchos defienden que los narcocorridos son un reflejo de la realidad social, el gobierno de EE.UU. ha dejado claro que no tolerará ningún tipo de promoción —ni siquiera artística— de grupos criminales. Y en esta guerra, la música también paga el precio.

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