Rita Shameeva era una joven de 25 años que vivía pendiente de su teléfono y cuyo padre la recuerda mirando siempre la pantalla, razón por la que tras su muerte decidió dedicarle una lápida de iPhone.

Rais Shameeva decidió encargar una réplica de un iPhone gigante para que acompañe los restos de su adorada hija en el cementerio donde se encuentra su tumba, tras abandonar el mundo en 2016.

«La lápida cuenta con un código QR que revela más información de la fallecida. Todavía nos cuesta sobrellevar que este tipo de decoraciones aparezcan en el panteón; es como un juego», comentó un vecino.

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