Una familia de los Emiratos Árabes Unidos ha establecido un nuevo récord de opulencia culinaria al encargar un pastel valorado en 75 millones de dólares para la celebración simultánea del cumpleaños y compromiso de su hija. Esta creación, que deja en ridículo cualquier concepto previo de lujo gastronómico, fue diseñada por la británica Debbie Wingham, quien ya ostentaba el título de haber creado el vestido más caro del mundo.
El extraordinario pastel, que mide casi dos metros de longitud, representa una pasarela de moda iluminada con modelos, fotógrafos y una primera fila repleta de celebridades, incluyendo a la influyente Anna Wintour, directora de la edición estadounidense de Vogue. Cada figurilla, escenario y detalle fue meticulosamente elaborado para recrear el glamour de un desfile de alta costura, convirtiendo esta pieza en una obra de arte comestible.
La elaboración de esta dulce extravagancia requirió 1.100 horas de trabajo meticuloso, utilizando 120 kilos de pasta de azúcar glas y 60 kilos de chocolate. Sin embargo, lo que realmente dispara su valor astronómico son los 4.000 diamantes incrustados en el diseño, que presumiblemente serán retirados antes de que los invitados comiencen a degustar el pastel.

Un pastel digno de museo y bóveda bancaria
Entre las gemas que adornan esta creación se encuentran un diamante rosa de 5,2 quilates, otro amarillo de 6,4 quilates y 15 diamantes blancos de 5 quilates cada uno. Estos tesoros, junto con miles de piedras preciosas más pequeñas, convierten a este pastel en una pieza de joyería tanto como en un postre, fusionando el arte culinario con la alta joyería de manera nunca antes vista.
La identidad de la familia que encargó esta creación permanece en el anonimato, aunque su extravagante gesto ha generado tanto asombro como controversia en redes sociales. Para poner en perspectiva el valor de este pastel, con 75 millones de dólares se podrían construir escuelas, hospitales o financiar importantes proyectos humanitarios en regiones necesitadas.
Debbie Wingham, la mente creativa detrás de esta obra, ha consolidado su reputación como la diseñadora de los ultra-ricos. Anteriormente había creado un vestido de diamantes negros y rojos valorado en 15,8 millones de dólares, pero este pastel supera por mucho aquella hazaña. La artista británica ha demostrado nuevamente que cuando se trata de lujo extremo, los límites son solo imaginarios, especialmente cuando los clientes disponen de fortunas prácticamente ilimitadas.