Una joven conducía junto con su padre. Se toparon con una tormenta, y la joven le preguntó a su padre: ¿Qué debo hacer?
Dijo: «Sigue conduciendo».
Los coches empezaron a orillarse hacia afuera de la carretera, la tormenta estaba empeorando.
¿Qué debo hacer? -preguntó la joven.
«Sigue conduciendo», respondió su padre.
A unos cuantos metros, se dio cuenta de que un trailer también se estaba orillando.
Ella le dijo a su papá: «Debo detenerme, apenas puedo ver adelante. Es terrible, y todo el mundo se está orillando!»
Su padre le dijo: «¡No te rindas, sigue conduciendo!»
Ahora la tormenta era terrible, pero ella nunca dejó de conducir, y pronto pudo ver un poco más claramente. Después de un par de kilómetros volvió a estar en tierra firme, y salió el sol.
Su padre le dijo: «Ahora puedes parar y salir.»
Ella dijo: «¿Pero por qué ahora?»
A lo que el padre le respondió: «Cuando salgas, mira atrás a todas las personas que se rindieron y todavía están en la tormenta, porque nunca te rendiste, tu tormenta ha terminado».
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