Un cubano de 65 años cuyo negocio de vino ha triunfado gracias a una herramienta que hasta ayer permanecía como secreto, los condones.
El emprendedor coloca los preservativos en la boca de la botella y estos se inflan por la fermentación. Posteriormente se caen solos en alrededor de 30 o 45 días. «Igual que los hombres».
Diariamente vende al menos 10 frascos. «El que hacen aquí no es empalagoso y suelo tomar unas dos botellas a la semana», comento uno de sus clientes.
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